Bajo el pontificado de S.S. Pío XI, siendo Vicario párroco de la Ciudad, Don Luis T. Márquez, el Padre Inspector de los salesianos, Luís Salaverry encuentra una casita para las hermanas en la calle Cusco N 34 (Huancayo), de propiedad del señor Picón Reyna, el cual la cede en calidad de alquiler por cinco años.
El día 23 de enero, se trasladan las hermanas y lo primero que piensan es adecuar un ambiente apropiado para la capillita para poder celebrar la santa misa.
El día 24 del mismo mes, celebran con gratitud a María Auxiliadora la primera Eucaristía presidida por el R.P. Vicario Don Luís Márquez. Las hermanas se sentían felices de tener el Santísimo Sacramento en casa en medio de muchas necesidades y privaciones. A las 4:00 de la tarde, el Padre Inspector celebró la segunda misa y la bendición con el Santísimo Sacramento.
La casa era grande, lo suficiente para adaptarla como colegio. Las familias insisten a las hermanas a que se animen pronto a abrirlo. De mutuo acuerdo, el Padre Inspector de los salesianos y la Madre Inspectora, sor Octavia Bussolino, elaboran el proyecto para el nuevo colegio. El domingo siguiente, las hermanas tienen la dicha de atender a casi cincuenta niñas que asisten al oratorio, el mismo que fue creciendo en la medida que pasaban los días. En el mes de febrero, ya eran muy numerosas las niñas que participaban al oratorio, por lo que el señor Vicario les ofrece a las hermanas un campo abierto junto a la casita de las hermanas para que las niñas pudieran divertirse con libertad. El primero de Abril se da inicio a las labores escolares. Tienen el gozo de iniciar su misión educativa con un centenar de niñas. Eran seis las hermanas que iniciaron esta nueva obra: Sor Ernesta Bruno - Directora, Sor Clementina Lalama, Sor Cristina Calloní, Sor Carmen Julia Pérez Rosas, Sor Julia Illich y Sor María Garbarino.