Eusebia Palomino Yenes nace en Cantalpino (Salamanca, España) el 15 de diciembre de 1899. Vive una infancia pobre, pero feliz y luminosa de fe en la pobrísima casa en la que el padre, la madre y las hermanas alternan el trabajo y la oración en un clima de amor recíproco y de caridad hacia todos.
Su vida está muy pronto señalada por fatigosas jornadas de trabajo en el servicio a las familias del pueblo. Del padre aprendió con vivo interés las primeras nociones de catecismo, que le permiten recibir el "Pan del Cielo" a los nueve años.
Eusebia Palomino Yenes nace en Cantalpino (Salamanca, España) el 15 de diciembre de 1899. Vive una infancia pobre, pero feliz y luminosa de fe en la pobrísima casa en la que el padre, la madre y las hermanas alternan el trabajo y la oración en un clima de amor recíproco y de caridad hacia todos.
Su vida está muy pronto señalada por fatigosas jornadas de trabajo en el servicio a las familias del pueblo. Del padre aprendió con vivo interés las primeras nociones de catecismo, que le permiten recibir el "Pan del Cielo" a los nueve años.
En aquella hora, Sor Eusebia vive en su interior algo grande e inefable: ha surgido una llama de intenso amor a Jesús Sacramentado, que le da una "gran felicidad" en cada encuentro eucarístico. Este amor la lleva a vencer toda dificultad y a superar el tierno afecto que tiene a su familia, para consagrarse enteramente al Señor como Hija de María Auxiliadora (1924).
Destinada a la casa de Valverde del Camino (Diócesis de Huelva), es encargada de la cocina y de otros trabajos comunitarios, a los que se entrega con amabilidad, servicio generoso y alegre disponibilidad. En el Oratorio festivo, sigue con un apostolado eficaz a las niñas más pequeñas, pero se encuentra con frecuencia rodeada de las jóvenes y de los mismos adultos, atraídos por su espíritu de oración y por su fe convencida y convincente.
Su profundo deseo es "hacer resonar en cada casa la oración" para que en cada alma sea honrada la Pasión del Señor. Con sus numerosas cartas, se hace propagandista incansable de la devoción a las Llagas del Señor, para obtener perdón y misericordia para todos los pecadores. En 1931, en vísperas de la revolución, Sor Eusebia se ofrece víctima por la salvación de los hermanos de España y del mundo. Durante tres años, vive grandes sufrimientos, y se acrecienta en ella el gozo de la espera del paraíso, que se le abre el 10 de febrero de 1935.
Sus restos reposan en Valverde del Camino (Huelva, España). Es beatificada por Juan Pablo II el 25 de abril del 2004, en Roma.